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La Damm gana presencia en el entorno digital

El CF Damm ha tenido un crecimiento de más de 17.000 seguidores en las redes sociales en sólo cuatro años, consolidándose como una de las cuentas de referencia del fútbol catalán. Analizamos los factores que hay detrás de este modelo de éxito.

En octubre de 2017, el CF Damm contaba con algo más de 5.000 seguidores en las redes sociales, centralizados principalmente en Twitter, donde distribuía contenido puramente informativo. En Instagram, entonces un territorio virgen para el club cervecero, los usuarios apenas superaban los 600. Actualmente, cuatro años más tarde, la institución ha sobrepasado la barrera de los 25.000 seguidores totales y se ha erigido en un modelo a seguir en el territorio catalán.

“Los datos sin contexto no significan nada”, explica Ignasi Cardó, jefe de prensa del CF Damm y responsable de la estrategia en redes sociales, “pero si analizamos estas cifras con las peculiaridades de nuestro Club, nos llena de satisfacción constatar que nos hemos ganado un sitio en la comunidad de Internet”.

La importancia de tener afición y un equipo amateur

La principal desventaja histórica de la Damm ha sido la dificultad de mantener una base de aficionados fieles porque el Club no está arraigado a un territorio concreto. Es cierto que en las últimas décadas se ha identificado a los cerveceros con los distritos de Nou Barris y de Horta-Guinardó, pero en sus inicios habían jugado en varios campos de la ciudad de Barcelona y, sin ir más lejos, en el futuro más inmediato el Club se trasladará a la montaña de Montjuïc.

“Aparte de la clara incidencia del factor territorial, nosotros tenemos muy claro que no podemos competir contra el resto de clubes del fútbol catalán [tengan un primer equipo profesional o uno amateur] por nuestra condición de club formativo”, expone Cardó. “Más allá de los hinchas esporádicos que pueden apreciar y valorar nuestro modelo de club y la pasión por la formación a través del balón, nuestros máximos aficionados son los padres, madres y familiares de los jugadores y jugadoras. Y son unos seguidores volátiles, ya que, sobre el papel, los dejaremos de tener cuando el deportista se marche o acabe la etapa formativa en el Club”.

Es un círculo vicioso. Sin un primer equipo cuesta más generar afición, y sin afición no hay un arraigo profundo a un territorio. “Por eso consideramos que nuestro crecimiento en las redes sociales tiene aún más mérito, porque no lo identificamos tanto con un crecimiento de aficionados, sino de seguidores de todas partes. La gente tiene más interés en saber qué hace la Damm y quiénes son sus protagonistas”.

La comunidad de ex cerveceros

El objetivo que busca la institución y la Fundación Damm es que los deportistas guarden un gran recuerdo de su paso por la Damm por los compañeros con los que compartieron momentos únicos, por el crecimiento personal y futbolístico que experimentaron, y por los logros deportivos que alcanzaron . Sin embargo, mientras forman parte del Club son menores de edad, lo que limita las acciones que se pueden realizar con ellos en las redes sociales.

“Debemos tener muy presente que estamos tratando con chicos y chicas muy jóvenes en etapa de formación, en muchos casos en plena adolescencia, y no podemos exponerlos ni darles un altavoz desproporcionado al que tienen el resto de compañeros de clase de su edad. Cuidar la salud mental y la imagen pública de nuestros deportistas es una prioridad. Está más que demostrado que generar falsas expectativas afectará al futuro de los deportistas como personas y puede provocarles frustraciones difíciles de gestionar”, apunta Carles Domènech, director ejecutivo del Club.

Por este motivo, el principal activo del CF Damm son los jugadores que han pasado por aquí y que quedan agrupados bajo el concepto de “ex cerveceros”. El máximo orgullo es ver cómo un deportista que ha vestido la camiseta roja de la Damm ha logrado llegar lejos en el fútbol profesional y que todavía recuerda con cariño su etapa como cervecero o cervecera. “Ponerte en contacto al cabo de unos años y que te descuelguen el teléfono con predisposición para colaborar es magnífico”. Así fue durante el confinamiento. El Club recordó la efeméride de los cinco años de la clasificación para la Copa del Rey con tres protagonistas de ese Juvenil A, Edu Expósito, Alfred Planas y Marc Vito, que participaron en unas entrevistas en directo por Instagram. Con esta acción en las redes, el CF Damm entretuvo a sus seguidores durante la pandemia y consiguió volver a unir a aquella generación de 1996 que tantas alegrías dio a la entidad.

Un crecimiento explicado en tres pasos

Ser conscientes de las limitaciones intrínsecas a la filosofía del Club ayudó a enfocar los objetivos del Departamento de Comunicación. En el caso del crecimiento en las redes sociales, el modelo se explica a partir de tres puntos clave. De inicio, diseñar la estrategia y ejecutar sus primeros pasos: aumentar la cantidad y la frecuencia de publicaciones y dar una identidad corporativa a los perfiles (imagen, biografía, lenguaje comunicativo e iconos, verificación oficial, enlaces externos, contenidos destacados, etc.).

Una vez consolidada la primera fase, fue el momento de diversificar los contenidos y explorar nuevos formatos, combinándolos con el resto de publicaciones que ya se habían implementado satisfactoriamente. Por ejemplo, a través de contenidos multimedia que se alejaban de la actualidad del día a día de los equipos, como retos de preguntas y respuestas con miembros del Club, concursos y entrevistas.

Por último, la etapa actual trata de fidelizar al máximo a la audiencia y mantener el máximo de seguidores posibles adoptando una estrategia que no sobrecargue de impactos a los usuarios, pero que al mismo tiempo sea constante y fiel con la actividad deportiva y social del Club. “Nosotros no hemos inventado nada”, concluye Cardó, “simplemente hemos ejecutado un modelo con los recursos que tenemos y aplicando el sentido común. Hay clubes catalanes que también llevan años trabajando muy bien, diseñando contenidos originales y dinámicos de los que podemos aprender. Todos nos retroalimentamos. Sant Andreu, Terrassa, Igualada, Sant Cugat, Manlleu… son buenos ejemplos”.